Esta es mi voz (fragmentos del libro)








A la vida
Gracias a la vida que me ha dado tanto, gracias por el día de hoy.

A la muerte
Que no es más que otra etapa de la vida, gracias por ser mi razón de seguir viva hasta el día de hoy.

A Gerardo
Quien fue un gran maestro que la vida me regalo, gracias a él por mi inspiración y por ser mi familia.

A mis hermanos humanos
Gracias por existir, por ser mis espejos, por ser mis maestros, los amo infinitamente.

A Paraguay
Mi pueblo es el que vibra, el que aplaude y llora.
No es muy culto, no es muy elocuente, pero es sincero, mi pueblo.
Es amoroso y abraza, más que tus sueños.

A mi
Gracias infinitas a mí, porque me di la oportunidad de SER, sin miedos ni ataduras, me perdono y me abrazo en la eternidad.




PRÓLOGO

Éste no es un libro de poemas,
es sólo mi voz, como bien dice la portada.

Es un gran racimo de canciones sin melodías, y algunos textos salidos de mi corazón, las regalo a la vida, a ustedes.

Es sólo un resumen de mi voz,
No soy escritora, no sé sobre literatura, es sólo mi voz que decidí inmortalizar con mucho amor.

Es, con mucha humildad, un regalo de amor para el universo.

Traté de ordenar los títulos de acuerdo con las fechas en las que fui creándolas, según mi memoria me lo permitía. No quise hacerlo con alguna temática para no formar ningún tipo de expectativa.
Recuerden, es sólo mi voz escrita en un papel.
Todos los textos están sin editar, todas las transcribí así tal cual las escribí por primera vez.
Pueden usar, dedicar, cantar, recitar, comer y hasta rezar todas las palabras que están escritas aquí.
Les agradeceré que mencionen mi nombre al compartirlo.
Es sólo mi voz a la cual puse alas de mariposa.

Natalia Mendoza.




Mi abadía.
(30-01-14)

Me siento caer, zambullirme, abrazar la muerte.
Inútil, burra, tonta, sin talento alguno.
Me siento caer, mientras me escondo.
Escondo mi dolor bajo la manta olorosa de irritabilidad.
Escondo ese dolor de mí misma.
Me avergüenza mirar la repugnancia maquiavélica del dolor mío.
Como la repugnante mezcla de ésta poesucha contemporánea.
Ya no puedo hacer más. Me avasallan las palabras, me tragan sus acentos, sus comas, sus puntos, su mar de desesperanza; queriendo decir todo, pero sin obtener resultados.
Todo es caca de cacaces. Y ¡caca de la vaca![1] -como diría una amiga-.
Me siento caer, me siento tan terrible que este aire, aunque incierto, me engaña a respirar.
Cuando las cosas salen del corazón, deja de ser patéticamente cursi. Se vuelve un poco más interesante, es así.
Solo agradezco a éstas insuficientes palabras, pobres, llenas de todo y de nada a la vez… pobrecillas, con miles de garabatos, acentos, puntos y comas, quieren ayudarme. Gracias a ellas. Y al final, sí, algo ayudan, algún sinónimo de libertad le engaña a mi corazón.
Oh miserable de mí, quién me librará de esta mente, de ésta condición.
Esperaré, sé que llegará. Sé que llegará.



[1] Referencia al libro “L’avalée des avalés” de Réjean Ducharme.



Lo bello.
(Inspirado en Bérénice, personaje del libro L’avalée des avalés)

Linda, bella, belleza, lindura. ¿Quién dispone estos conceptos? ¿quién dice qué es lo bello, qué es lo lindo?... ¿Es ella? ¿la sociedad?
Lo bello es acaso lo que se vende, la mujer linda es acaso aquella con las medidas perfectas, cabello y rostro de ceda.
¿Y quién pues, dice, qué es lo perfecto? ¿otra imperfecta? ¡Qué vano es entonces ser linda!
Librenme, pues, de ser bella; cárcel de aquella imperfecta, sólo eso es la belleza. Librenme de esa cárcel. Me niego a ser linda.
Y lo repito, caca de cacaces, eso es todo.
Me niego rotundamente a llamarme linda, no quiero lindura de la suciedad.
Si quieren llamarme de alguna manera, llámenme fea, sucia sociedad.
Lo perfecto solo puede estar dispuesto por lo perfecto. Sólo lo perfecto puede darme su concepto propio.
Belleza, es lo que se siente.
Belleza, es más de lo que puedes dar.
Lindura, es la sonrisa de quien quiera que sea.
Lindura, es la cara de un niño.
Bello es lo puro. Lindo es abrazar, a quien quiera que sea. Lo creado desde el corazón, es aquella la real belleza.
¿Quién pues, se atreve a llamarme linda sin haberme visto dar más de lo que puedo, y sin haber visto algo creado por mi corazón?
La que se atreve, esa es la suciedad, esa es la fea.
Y ya no lo repito ahora; pero no me atrevo a terminar el concepto de belleza. Que tu corazón se encargue de ello.




Para Andrea

—Si lo pudiéramos resumir todo en una sola palabra, ¿qué palabra elegirías? —le preguntó ella, mientras toma de su mano—
—Andrea.
—¿Qué? Respóndeme lo que te pregunté.
—Andrea —repite él—. Y es que es esa la palabra que resume mi todo, majestuosamente bella, es, como ésta nueva noche de estrellas, tu nombre amada mía.
Y “todo” lo reemplazo por Andrea. Eres tú la palabra que elijo todos los días, para que se convierta en mi todo, y en cada amanecer recordar esta esplendorosa noche nueva.
Para ti, mi amada Andrea.



La Reina, la llaman.

Y es que a ella todos acuden,
todos desesperados están por encontrarla.
La Reina, la llaman;
es el centro de todo, el eje de nuestros pies.
Por ella sobrevivimos a este mundo.
Oh reina madre, no apartes tu rostro de nosotros.
Y si no llegarás, por lo menos prepáranos para tu ausencia.
Amor, por ella todos vivimos y mediante ella existimos.



Adentro.

La ansiedad… es poca comparada con lo que siento.
Estúpida, furiosa, frustrada, despacientada de la vida, de la gente, de sus cosas, de mí.
Hasta el punto de irritarme solo de oír mi voz, de oírte hablar, de oír hablar a otros.
Lejos de la tranquilidad me siento.
Injusto, deshonesto, molestoso todo me parece.
Tirarme, encerrarme, esconderme, escapar es lo que quisiera.
Encontrarme a mí misma, hace tanto que no me veo, no me siento ni me escucho.
Capaz algo bueno quite de mí.



Más adentro.

Dame paz, tu tranquilidad.
Apacigua mi alma, como a las ovejas su pastor.
Sostenme en tu ternura, en tu paciencia.
Ayúdame a seguir. Ayúdame a conocer a la que veo en el espejo, quiero saber qué cuenta.
Y quiero saber de ti. Enséñame tu amor y tu paz. Dame el querer y dame también el hacer.



Esta noche.

Fríos, son mis brazos desnudos sin vos.
Frías, mis manos, mi rostro y mi piel.
Fríos, mis labios sin tu boca sensual.
Heladas, mis sabanas sin vos.
Heladas a la ausencia de tu cuerpo.
A la noche, convertime en peregrina.
A la noche, convertime en la luna.
A la noche, quiero tenerte…
Y esta noche, quiero amarte.



Una noche estrellada.

Hoy de nuevo la noche estrellada se deja ver, triste y profunda. Iluminada por los astros pintados sobre la azul.
Hoy de nuevo estoy bajo la noche estrellada y él no está conmigo. Oír la noche inmensa, es más inmensa sin él.
Y lo quiero, pero tal vez ya no lo quiera.
Aunque éstos sean los últimos suspiros por él, y los últimos versos para él.



Una estrellada más.

La noche… estrellada, inmensa y vacía.
Se viste de luna, acaricia el rocío para recordarme el olvido.
Estruendos y azotes de viento me recuerdan la crueldad del vacío.
Me silban los astros a través del viento, diciéndome cuán lejos está él de mí.
De nuevo estrellada está la noche con los astros pintados de gris inmerso… inmerso de luna, amor y olvido.




- canción.

Libérame.
Enséñame a volar.
Muéstrame el cielo sin tocar.
Si puedes tocarme sin tus manos,
yo puedo mirarte sin mis ojos.
Más allá.
Libérame.
Enséñame mi hogar.
Muéstrame tu alma, que ahí estará.
Libérame de ellos.
Libérame de mí.
Muéstrame como amarte sin pensar.
Sáname de mis miedos que contigo quiero estar.



Sólo un pequeño canto para “Dios”.

Tu palabra es como la manzanilla en la herida,
como la lluvia placentera en los días de verano.
Trae consigo templanza y apacigua los dolores.
Domador de fieras, es tu manantial perfecto.
Dame de tu agua, que tengo sed de paz.




La voz.

Ya te reconozco, ya sé que estás ahí, 
Yo te escucho y te siento
Pero...

¿Hasta cuándo valen tus respuestas?
La fecha de vencimiento está oculta,
Ahí en mi ser, ahí en mi ser.

Tu corazón me señala el camino,
Tu voz me dice dónde está 
Pero mis miedos se interponen, y se anteponen

Quiero alumbrar y quiero desechar 
Que te quedes solo vos, que me dejen de asechar

Tus palabras me llegarán, como manantial en el desierto
Es mi vida un amor, puro santo y verdadero
Con quien quiero compartir, es mi pura decisión, libre albedrío me diste vos.



La oscuridad de brillar.

Tu noche negra y oscura, 
La luna bella y perfecta,
Me mira, me besa, me da su luz
Aunque no es suya, la refleja, la destila...
Como la luna, deberíamos ser, 
Beber luz de la noche oscura,
Aunque prestada, brilla igual,
La luz, de la vida, dar, tener, brillar.

Tu luz es mi consciencia, 
Tu luz es mi reflejo, mi espejo,
Es mi luz tu belleza,
Puedo sentirte, aquí tan dentro, tan mía, la luna.

Me mira y me mima, 
Con voz potente en estéreo,
El viento es su voz, es la brisa de este abril,
Mis penas, canta, mis penas, lleva este viento,
Tu viento cantor, que reza y llora,
Atormentada por el hombre,
Por su importuno,
Importunidad de no Ser.

Tu magia, la magia, es la vida, es la vida,
La que me da sospecha de lo indeseable,
De lo injusto, de lo tachable,
Es la vida que me grita tus mentiras.



Soy yo, soy vos.

Soy lo que ven y soy también lo que no ven
Soy ustedes y ustedes son mi yo
Son mi espejo sus rostros, es mi hogar su corazón. 

No soy buena pero tampoco mala,
Porque soy ambas
Soy la mezcla de la mezcla. Yo soy.

Soy mentira y verdad,
Soy mi remedio y mi enfermedad,
Soy mi angustia y mi consuelo, Yo soy.

Yo soy luz y sombra, 
Soy mi frente y atrás 
Soy derecha e izquierda, 

Yo soy lo que necesito ser, 
Lo que me das para beber,
Soy tu consciencia y tu inconsciente
Yo soy. La luz y la oscuridad

Yo soy tu amor, 
Una mezcla de diosa y plebeya,
Una mezcla de grito y de ternura.
Yo soy quien soy.

Yo soy lo que me hiciste, 
Una mezcla de agua y polvo,
Yo soy tu sangre, y vos sos la mía. 

Soy mi dolor y mi sanador,
Soy mi flor y mi abono,
Soy mi mierda y mi flor,
Yo soy lo que soy.

Cuando me duele, ahí está mi fuerza
En mi angustia está mi calma, 
En mi caos está mi orden,
Porque ahí donde me duele, me abraza el amor.

Ahí en el fondo soy yo, con mi luz y mi oscuridad. 
Reconocerlo es el paso a más.



Tu arte grita en vos, tu canto alza la voz.
– canción.

Cuantas veces dijimos: no sé qué hacer.
Cuantas veces nos mentimos de esa manera.
Cuantas veces nos escondimos de nosotros.

-No podés, no podés escapar
Aunque queres, aunque queres zafar
Tu arte grita en vos, tu canto alza la voz

Aprendemos a leer y escribir, 
Tenemos diplomas y títulos para acallar nuestra conciencia
Pero todavía no sabemos leernos a nosotros

Aprendimos a leer y escribir, para poder gritar más fuerte que VOZ
Pero aún no podemos callar el canto, porque sale y canta, porque sale y canta.
Tu voz es mi voz, mi voz es de todos

-No podés, no podés escapar
Aunque queres, aunque queres zafar
Tu arte grita en vos, tu canto alza la voz

Aún no podemos, aún no logramos
Leer mi mente, leer mi alma, comprender mi voz
Ella está, es mi canto, ella grita y clama
Pero no la oímos, nunca... la oímos, nunca.

Nunca no sabes, nunca no hay,
Siempre está, ella siempre canta,
Mi voz es tuya, tu voz es mía.

-No podés, no podés escapar
Aunque queres, aunque queres zafar
Tu arte grita en vos, tu canto alza la voz

Ahora entiendo, ahora por fin comprendo,
No te vayas amor, no te vayas que te quiero,
Sos mi canto que me grita la respuesta 

-No podés, no podés escapar
Aunque queres, aunque queres zafar
Tu arte grita en vos, tu canto alza la voz, ese es tu Dios.


¿Cuándo somos malos o buenos?
(15-11-17)


¿Cuándo somos malos o buenos? ¿Cuándo somos indignos de amor y respeto? ¿Cuándo mi amor no puede ser expresado?
Si en esencia todos somos sólo niños profundamente heridos, todos somos nada más que almas divinas que buscan vivir, cantar y ser simplemente lo que son.
Porque realmente todos somos sensibles, amorosos y perfectos, somos hijos de la perfección de la vida del amor y de la naturaleza divina; ¿qué puede estar mal en tu ser?
Porque realmente somos solo almas genuinas profundamente dolidas y distraídas. Distraídas de la vida perfecta y hermosa a la cual pertenecemos. Distraídas de la fuente, del amor y de los ojos del otro, esos ojos que son espejos, esos ojos que nos recuerdan quiénes somos, esos ojos que nos regalan un poco de vida cada vez que nos miran, porque son los ojos del amor, son ojos igual que los tuyos, puros y completamente inocentes de todo.
Porque lo único que hacemos es lo que podemos, porque tus errores en realidad no son nada más que maneras de sobrevivir, sobrevivir a las heridas profundas de nuestro corazón, ese corazón de niño, y él, él no tiene la culpa de nada, tenés que saberlo, él no tiene la culpa de nada, sólo intenta que sanes sus dolores.
Porque tu propósito es mágico y sin igual, porque sos importante y vital, porque no es verdad que sos sólo un punto insignificante del universo, porque en realidad sos maravilloso y único, sos lo que el universo necesita para seguir, al igual que necesita de las plantas, de los gatos y las liebres, de las mariposas y las cucarachas. Tu ser es único e irrepetible, déjalo salir, que juegue y se embarre, que grite tanto de tristeza como de felicidad pero que grite, que grite tan fuerte que el planeta lo sienta, sienta a ese ser indispensable y maravilloso para él, que tu fuerza sea una fuerza de vida y creación, que refleje tu fuente, que revele de dónde saliste.
Sos sólo un niño profundamente herido que necesita sanar, sos nada más que único e irrepetible, sos sólo un niño que necesita salir a jugar porque necesita “equivocarse” y enterarse dónde está y de dónde viene. Él necesita saber que existe el aquí y el ahora, y que eso es lo único que importa.
Ese niño tiene derecho a ser quien es. Ese niño es nada más y nada menos que una extensión de la divinidad. Ese niño sólo necesita ser abrazado y amado. Es tan digno como todos de dar y recibir todo el amor que fue el que le creó.
¿Entonces, quién es “malo”?

Aprendiendo a amar.



Quiero aprender a vivir.
Yo quiero vivir.
No quiero matar las horas,
No quiero acallar mi conciencia.
Yo quiero aprender a vivir. Yo quiero vivir.
No quiero tener miedo al amor,
No quiero amar a uno.
Yo quiero amar a todos.
Yo quiero amar
Quisiera que salgamos de este estado en donde la vida es negada y la muerte es buscada.
Quiero que mi voz sea la tuya, y la voz de ellos sea la nuestra.
Quiero aprender a vivir. Yo quiero vivir.
Quiero aprender que el amor no es alguien,
El amor es la vida. Y por eso…
Quiero aprender a vivir. Yo quiero vivir.
Quiero abrazarte, mientras lo abrazas a él, y ellos a mí.
Quiero conjugar nuestras voces, y que mis manos obren para vos.
Quiero aprender a vivir. Yo quiero vivir.
Yo estoy aprendiendo a amar.


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(Fragmentos del libro "ESTA ES MI VOZ"®)
Comparte siempre con el nombre del autor, gracias. © Todos los derechos autorales reservados a Natalia Mendoza Enciso. 

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