¿Por qué me rape la cabeza?




El cabello, es parte de nuestro cuerpo, es parte de tu propio templo. Y significa mucho más de lo que a veces creemos.

Cada pelo de tu cabellera contiene mucha información sobre tu historia, sobre tu genética, incluso sobre tus emociones diarias y tus recuerdos más importantes. Es un lugar donde se alberga gran cantidad de energía que recibimos a diario, y a la vez se encarga de expandirla al exterior. En simples palabras, tu cabello puede mostrar cómo estás en este momento de tu vida.

Acaso no se fijaron que cuando se encuentran de mal humor o con mucho estrés, su cabello se ve opaco, más rebelde de lo habitual, incluso hasta electrificado en ocasiones... Particularmente me pasaba, que (con mis rulos naturales), cuando amanecía muy cansada o me encontraba bajo mucha presión, mis rulos se deformaban, tenía más pelos parados, se veían sin vitalidad, y básicamente no había manera de peinarlos. Sin embargo, cuando me sentía con mucha energía positiva, cuando estaba activa o entusiasmada mis rulos se convertían en perfectos bucles llenos de color y brillo, incluso si me los alisaba o me sujetaba el cabello, se veía simplemente radiante.

Y la verdad es que, no hay shampoo que te dé esa vitalidad (puede que ayude pero no te la da), ya que tu cabello es literal y simbólicamente una extensión de tu mente (ser), es una parte más de vos que refleja tu estado interno.

Ahora bien, sabiendo todo esto, ¿por qué decidí cortarme el cabello?
Yo me rapé porque así ameritaba el proceso de vida que estoy teniendo. Porque raparse significa literal y simbólicamente despojarse del historial enérgico que traes hasta ahora, es una manera de quemar etapas en simbología, trascender y dejar ir para renovarse de adentro para afuera, desde la mente hasta la punta del cabello.

Y por supuesto, ésta no es la única manera de representar todo esto, y tampoco quiero decir que todos deberíamos raparnos cada vez que deseemos renovar energías. De hecho, creo también que dejar crecer sin interrupción el cabello es una manera de aceptar tu historia y tener el registro de tu aprendizaje hasta aquí. Lo cual, creo que será mi siguiente paso, dejar crecer mi cabello sin volverlo a cortar, por lo menos por un buen tiempo.

Y sobre donar mi cabello cortado....

Me preguntaron mucho si lo hice por solidaridad y consideración con las personas con cáncer, y voy a tratar de mostrar mi postura, sin ánimos de ofender a nadie ni a ninguna situación que cada ser pueda estar atravesando.

No, no done mi cabello, ni tampoco me lo corté en consideración a las personas con cáncer. ¿Por qué no? Porque, primero que nada, como lo explique hasta aquí, fue una decisión personal e introspectiva, no fue pensando en nadie más (y esto no es alusivo al egoísmo). Y, por otra parte, quiero dejar un mensaje para las personas que se quedan sin cabello involuntariamente a consecuencia de los tratamientos contra el cáncer (o por cualquier otro motivo): ustedes son hermosos así como son y están en este momento. Y quiero que se entienda que no es una simple oración amable o cursi para hacerle sentir bien a alguien. Lo digo porque tengo la certeza de que es así, porque lo veo y lo siento. Porque creo que cada ser es hermoso e irrepetible en esencia, y eso no es modificable por las circunstancias en las que se encuentra. Lo que se afea en nosotros es nuestra coraza, lo que nos afea son nuestros miedos y no las experiencias que nos regala la vida para aprender.

Como dije antes y lo repito, no es mi intención herir la susceptibilidad de nadie ni achicar cualquier experiencia dolorosa que alguien esté atravesando. Pero estoy convencida de que cada situación y cada persona que está ahora en nuestras vidas tiene un maravilloso por qué, sin el cual no llegaríamos a crecer en plena conciencia.

Así que, por todo esto, me rapé el cabello y no done lo cortado.
Porque no es mi físico el que me hace ser fea, sino mis miedos sin superar.

Texto: Natalia Mendoza
Fotografía: Alejandro Balcázar

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