Ser feliz en el dolor
Me siento feliz en mi tristeza.
Y me siento feliz por mi dolor.
Agradezco que tenga situaciones de conflicto y dilemas en mi vida, porque son ellas las que me impulsan al cambio, al avance y a la fuerza del trabajo.
Ver las lágrimas en mis niños me inspiran a seguir trabajando para dejar un mundo mejor para ellos.
Ver el dolor en sus corazones cuando les cortan las alas, me empuja con tanta fuerza a dejar mi corazón entero para encontrar una solución a ello.
Ver sus sonrisas apagadas cuando apagan su imaginación, me dan fuerzas para crear el fuego que les inspire de nuevo.
Quiero decir a los niños que al final tienen razón, que son ellos los maestros, y los adultos los que olvidamos cómo "ser".
Que en los valores que enseñamos están los verdaderos antivalores.
Que la intuición vale más que la estructura y que no es controlable.
Que la imaginación no tiene límites y es ella la que hace la verdadera evolución.
Que crecer no significa dejar de soñar y que el amor siempre, siempre será la respuesta a todo.
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Homenaje a mis alumnos.
Agosto, 2018.
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